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Atraer y fidelizar el talento, una historia de amor

Julio Braceli│Gente con escuela

Un mercado cambiante, una guerra latente, una economía incierta, una aceleración meteórica, una generación que busca proyectos y no trabajos, son, una detrás de otra, las características que definen el nuevo paradigma en el ámbito de la gestión de personas.

Pero esto no es todo, me encuentro cada día con startups de más de medio centenar de profesionales que no tienen ni siquiera departamento de personas ¿algo está cambiando? No. Todo cambió ya hace tiempo, solo que es ahora cuando lo estamos comprendiendo.

¿Qué áreas de tu empresa son más atractivas? ¿Cómo te diferencias de la competencia? ¿Vinculas a tu equipo? ¿Qué tienes pensado para que tu gente te siga haciendo ojitos? Sí, ya sé que el mundo laboral no es Love Story, pero la propuesta de valor es lo más parecido a una historia de amor entre una organización y un equipo.

Al definir esta propuesta no sólo hay que asegurarse de que se ajusta a las necesidades de los candidatos, sino también a las de los empleados actuales. Además, no sólo afecta a la cultura de la empresa, tiene que extenderse a todas las áreas de la experiencia del empleado, como el desarrollo y crecimiento, los salarios, beneficios, el bienestar, etc. Sería un error pensar que la propuesta de valor sólo afecta a los beneficios monetarios, que considero únicamente un factor higiénico en la relación.

No se puede pensar en una estrategia empresarial sin las personas. Y es que los humanos son el corazón de una empresa. Todas las decisiones tienen que estar conectadas con ellos. Aquí ambas partes se entregan, de lo contrario, cuando se acabe el amor la relación se deteriorará hasta que… [puedes acabar tú mismo la frase, si alguna vez te has visto en estas].

 

Las relaciones que no se cuidan, se desvanecen

La cultura de la empresa tiene unos fundamentos sólidos que hacen que todos compartamos el mismo ADN. Sin embargo, la cultura se alimenta de una propuesta de valor adaptable. Todos crecemos: el proyecto, las ideas, las personas… Y al hacerlo, recorremos caminos diferentes, con inquietudes que nos estrechan más o nos alejan. Por eso es importante medir el pulso a medida que la empresa crece, para poder adaptar esa propuesta a la realidad de tu gente.

La propuesta de valor debe ser dinámica, no debe ser fija. Lo peor en las relaciones es la monotonía ¿o no? Si la empresa empieza a crecer, el equipo no será el mismo en dos meses. A medida que evolucionamos damos la bienvenida a nuevas necesidades de nuestro equipo, porque como pasa en las parejas, las relaciones cambian con el tiempo, y las necesidades son diferentes.

Las personas cambiamos cada día, no hay duda, lo dice la literatura científica. ¿Y que es una empresa sino la suma de relaciones humanas alineadas con un propósito compartido? Si no hay cambio, no hay éxito. Esto ya nos lo ha dejado bien claro la pandemia. Por lo tanto, para fidelizar y atraer talento, abandera tu cultura y tu propósito, poniendo a tu gente en el centro, pero ten en cuenta que la propuesta de valor debe ser líquida y adaptable en el tiempo.

La pregunta entonces es ¿estamos preparados para aceptar una relación elástica? Si varía lo que ofreces, varía lo que te dan (y quiénes te lo dan). Esto no va solo de hacer match. El amor y la pertenencia son palabras mayores.

Julio Braceli es CEO de Growara y dirige el Máster en Dirección de Personas 6.0 de nuestra escuela, donde situamos a los profesionales en el centro del desarrollo y crecimiento de la empresa.

 

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